Más de 170 ONGs de América Latina condenan declaración de Mark Zuckerberg sobre políticas de fact-checking e instan a Meta a asumir responsabilidad en la lucha contra el discurso de odio & la desinformación
"Contra el Retroceso en la Moderación de Contenido de Meta y los Ataques a la Regulación Democrática del Espacio Digital", 8 de Enero de 2025
Nosotros, los abajo firmantes, manifestamos nuestro más enérgico rechazo al reciente pronunciamiento de Mark Zuckerberg, CEO de Meta, en el que anuncia medidas que representan un grave retroceso en la ya problemática moderación de contenido en las plataformas Facebook, Instagram y Threads. Bajo el pretexto de “restaurar la libertad de expresión”, las propuestas delineadas no solo ponen en riesgo a grupos vulnerabilizados que utilizan estos servicios, sino que también debilitan años de esfuerzos globales por promover un espacio digital más seguro, inclusivo y democrático.
Zuckerberg propone reemplazar a los verificadores de hechos/datos por un sistema de “notas comunitarias” (siguiendo el problemático modelo de X) y pretende reducir drásticamente los filtros de moderación, priorizando únicamente violaciones “graves” (como terrorismo, explotación sexual infantil, drogas y fraudes). Es decir, la empresa señala que ya no tomará medidas de moderación de contenidos contra la desinformación, el discurso de odio y otras políticas de protección en favor de las personas más vulnerables. ...
Actualmente, ya es evidente en todo el mundo que las Políticas de Moderación de Contenido de las redes de Meta son deficientes, lo que permite prácticas de violencia de género, afecta la protección de niños, niñas y adolescentes, fomenta el crecimiento de grupos que propagan discurso de odio y desinformación, además de otras violaciones de derechos humanos. Las nuevas medidas propuestas empeoran la situación al ignorar los impactos reales de estas prácticas de violencia en línea, además de abrir camino para la proliferación de contenidos perjudiciales que desestabilizan sociedades y socavan procesos democráticos.
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El discurso de Meta se alinea con una retórica preocupante que desafía iniciativas regulatorias legítimas y necesarias de gobiernos y de la sociedad civil en diversas partes del mundo, incluida América Latina, generalizando estas acciones como “censura” o “ataques a empresas estadounidenses”. Al hacerlo, Meta ataca abiertamente los esfuerzos soberanos y democráticos de los países por proteger a sus poblaciones contra los daños provocados por las Big Tech, y prioriza, una vez más, los intereses estadounidenses y las ganancias de su corporación en detrimento de la construcción de entornos digitales que valoren la seguridad de sus consumidores.
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El anuncio de Zuckerberg es emblemático de un problema estructural: la concentración de poder en manos de corporaciones que actúan como árbitros del espacio público digital, mientras ignoran las consecuencias de sus decisiones para miles de millones de usuarios. Este retroceso no puede ser visto como un mero ajuste de políticas corporativas, sino como un ataque frontal de este monopolio de plataformas digitales a los logros de una internet más segura y democrática.
Reafirmamos que la libertad de expresión no puede ser utilizada como un escudo para legitimar prácticas que promuevan violencia, desigualdad y desinformación. El reciente pronunciamiento del CEO de Meta demuestra cómo la autorregulación de las grandes plataformas digitales se ha mostrado insuficiente, al someter la adopción, actualización o suspensión de cualquier política al arbitrio unilateral de las empresas. Corresponde a los Estados y a la sociedad civil fortalecer mecanismos regulatorios públicos y sociales que coloquen a las personas y los derechos humanos por encima de las ganancias.
Exigimos que las plataformas lideradas por Mark Zuckerberg revisen estas medidas y asuman su responsabilidad en la lucha contra el discurso de odio, la desinformación y la violencia en línea. También instamos a los gobiernos y organizaciones de todo el mundo a intensificar los esfuerzos para crear un marco regulatorio global que proteja los derechos digitales y garantice que el espacio digital sea un entorno seguro, justo y democrático para todos.
Este es un momento crucial. El futuro del espacio digital depende de nuestra capacidad colectiva para resistir retrocesos y avanzar hacia una gobernanza digital centrada en las personas y el planeta.